«Che» + «Che» (+ «Che»)

Magnífica esta camiseta a la venta en The Onion. Pulóver con imagen de Ernesto Guevara, llamado «Che», que lleva su propia imagen estampada en el pecho.

Un Guevara que es héroe porque nos habría redimido de la tiranía de la elección. Nos enseñó que la única camiseta que se debe llevar es la que lo muestra. Ni una más. Ni una menos. El Che libró de la che(aldad) a generaciones de Che(os). Las dotó de marca y uniforme. Los junto, los «cheó».

Ese pulóver metonímico, ese Guevara matrioshka, convertido en muñequita rusa quien se supone prosoviético remiso, sirve para explicar muchas otras cosas. También algo de esa Cuba convertida en sobada metáfora de sí misma. Una Cuba dentro de otra y todas con el mismo rostro de fondo.

Por $16.99 uno puede llevar una «Che wearing a Che T-shirt T-shirt». Como si nada. Como si paseara un espejo. O lo que devuelvan los espejos.

Deberían regalarlas en La Habana, Camagüey o Camajuaní. ¡Y en Bruselas, Estambul y la Conchinchina!

De hecho, deberían repartirlas a la entrada del mundo. Y a la salida, si bien entonces rematrioshquinizadas. Porque este placebo, como el célebre romerillo de Álvarez Guedes, sirve pa’ tó. ¿Hace falta detallarlo?

04/11/2009

 

Esta entrada fue publicada en Castrismo, Merchandising y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.