Castro I, menguante Osama Bin Laden

Cubadebate -¡que mira que nombrar así a página más castrista que los batallones del Blas Roca!- anunció a primera hora de esta tarde «un nuevo video de 24 minutos de duración sobre el emotivo encuentro que sostuviera el pasado sábado nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro con los 10 jóvenes abogados egresados de la Universidad de Carabobo» -¡que mira que escoger a egresados de Carabobo para hablar con Cara’e’tranca!

Ya habíamos visto hace unos días unas pocas imágenes de esa reunión. Con I. comentamos entonces cómo todas esas apariciones –los avistamientos, como si de UFO se tratara-, del dictador en traje deportivo ocurrían cuando lo visitan extranjeros. Entre los cubanos, apenas Randy consiguió acercársele en cautiverio y produjo entonces aquella entrevista vomitiva al término de la cual prometieron más. Pero no hubo más, porque, habrá pensado Castro I, no hay cubano que merezca aparecer junto a él, una prueba adicional del desprecio que siente por sus compatriotas y de lo estudiados que son esos encuentros, esas fotografías llegadas desde el (más) allá, con Adidas, con Nike y ahora con Puma. Un cuerpo que lleva inscritas las marcas de la globalización, como los de Hamilton o Massa. Un cuerpo que corre como un bólido hacia meta donde no lo espera banderín. Lo espera el fin del juego. El stop. El cierre. El último click.

Ya en las imágenes previas se nos asomaba al fin-del-mundismo que se ha convertido en la obsesión del dictador apartado del mundo, de un mundo que entiende entonces que se acabó, que se acaba, porque ¿acaso puede haber mundo sin él? Repárese si no en toda esa jerigonza que parece reflexión acerca de si los androides soñarán con ovejas mecánicas. Un hombre que dominó un país durante medio siglo, supo colocarse en el vórtice del mundo en varias ocasiones y ahora se imagina que, apartado él, sobrevendrá una tropa de androides que destruirá la especie.

Ya sé que parece una broma, ya sé que suena a argumento de novela mala, aunque tenga mimbres de novela buena, la de Phillip K. Dick misma e incluso un mucho de Heart of Darkness. Pero la caricatura feroz de ese anciano encerrado en cueva solipsista se parece cada vez más a la de aquel Osama Bin Laden que salía de tanto en tanto -¿todavía lo hace?- a amenazar con cataclismos, con el fin del mundo, con glorias espurias.

Ahora acabo de ver los anunciados minutos con Castro I. No concibo que alguien se tome en serio a ese orate menguado y menguante. A esa mala caricatura de profeta. A ese anciano irrisorio vestido como si fuera a correr una maratón. A correrla solo. ¡Qué contento está ese hijoputa con que el mundo se acabe, como cree creer que se acaba! ¡Cuánta delectación! Si este hombre tuviera a mano un botón que desatara una explosión nuclear, ya estaríamos viendo levantarse el hongo. ¡Pum!

Dictador en retiro de país menesteroso de jama y de más, he asistido, y sobre todo han asistido esta noche los espectadores en Regla, Holguín o Baracoa, a sus desvelos por los casquetes polares, las focas, ¡las focas, tú!, o los vaivenes del termómetro.

De ampanga, señoras, caballeros. Los cubanos: ni libertad, ni prosperidad; ni alfa, ni omega; ni fu ni fa.

Ni siquiera los castristas, que los hay y son legión –que nadie se engañe a ese respecto-, tienen dictador del que ufanarse. Vaya suerte la nuestra. Como si tuviéramos un chino atrás, que se dice.

Bueno, y sí. Parece que eso sí lo tenemos.

Crea fama y acuéstate a dormir, se estará diciendo el menguante…

De contra:

Supongo que mañana encontraré el vídeo en el Tubo. Lo subiré entonces aquí.

27/08/2009

 

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