Divierten los ecos de la conferencia de Mario Coyula en el ciclo organizado por Criterios. Hoy hace exactamente un mes de que el arquitecto leyera su aportación al reglado debate que se pactó con la UNEAC y el PCC. Menos jabonosa que la de su predecesor en la tribuna, Coyula multiplicó por tres los años de represión y así denominó Trinquenio al quinquenio de Ambrosio Fornet. Ya es algo. Habrá más conferencias y uno puede imaginar que ya en la última se hablará de todos los años de control ideológico y policial sobre la cultura y el pensamiento: 1959-2007.
Algunos ecos, decía, son atendibles síntomas de claridad.
Por un lado, la airada réplica de Desiderio Navarro a nota que insertó la revista Arquitectura y urbanismo acerca de la conferencia de Coyula. ¿A qué el celo de Navarro? ¿Qué defiende? ¿La calidad del debate que inició y pugilateó o el prestigio de su negociado, Criterios? Ambas cosas, naturalmente. Pero defienda lo que defienda, y por mucho que lo haga desde una posición “revolucionaria”, Navarro ha entreabierto una puerta por la que puede acabar saliendo un heraldo con buenas noticias. Me las guardo, cosa de no malograrlas. Que ya se sabe que a sugerencia de exiliado, oídos sordos (y manos atadas).
Cómo no transitar el camino de la crítica sobre arquitectura y ciudad
Desiderio Navarro
Como es sabido, el Centro Teórico-Cultural Criterios ha organizado el ciclo de conferencias «La política cultural del período revolucionario: Memoria y reflexión». La segunda de esas conferencias, titulada «El trinquenio amargo y la ciudad distópica. Autopsia de una utopía», fue ofrecida por el destacado arquitecto y profesor Mario Coyula, el pasado 19 de marzo, en la sede del Instituto Superior de Arte. Poco después, la revista Arquitectura y Urbanismo, editada en la Facultad de Arquitectura del Instituto Superior Politécnico «José Antonio Echeverría», ha incluido en su primer número del 2007, el artículo «La ciudad y la arquitectura a debate» de la arquitecta Eliana Cárdenas, con el que realiza una muy personal presentación de lo allí ocurrido y expresado (cf. artículo en file PDF adjunto).
En ese mismo artículo la autora anuncia que la revista Arquitectura y Urbanismo «pone sus páginas a disposición de aquellos que estén dispuestos a transitar en ese camino», refiriéndose al camino del «ejercicio del criterio». Así pues, aprovechando ese ofrecimiento, dirijo a los lectores de esa revista algunas observaciones, motivadas por ese artículo, sobre lo que, en mi opinión, son malos pasos que se han de evitar al transitar por ese sendero no siempre luminoso.
Lamentablemente, la autora del artículo ignora allí en su totalidad, de manera nada académica, la conferencia misma del Prof. Coyula, a menos que se refiera a ella, y no –o no sólo– a las intervenciones del público, la frase » Muchas de las ideas expresadas no son nuevas, han sido reiteradas durante varios años por un grupo de personas». Visiblemente más preocupada por devaluar como no originales al conferenciante y/o al público actuales, que por hacer justicia a la originalidad de las personas que habrían formulado antes esas ideas, no dice ni qué ideas reiteradas son esas «muchas», ni qué personas, ni en qué textos o debates públicos las formularon repetidamente antes que Coyula o/y el público participante. Su categórica afirmación debe ser creída sobre la base de una nada académica fe o de su autoatribuida autoridad científica. Cabe preguntarle qué número de esas ideas repetidas también por el conferenciante, o sólo por él, no son ajenas y fueron planteadas antes en numerosos artículos precisamente por el propio Mario Coyula a lo largo de unos quince o veinte años: desde, por ejemplo, «Al reencuentro de la ciudad perdida» (en la propia revista Arquitectura y Urbanismo, nº 1, ISPJAE, La Habana, 1991) hasta el reciente «La ciudad del futuro, o el futuro de la ciudad» (en Temas, nº 48, La Habana, oct-dic 2006).
Yendo más allá de la conferencia leída, la autora llega a reducir lo nuevo del encuentro a aspectos externos, coyunturales, ajenos a su contenido: la cantidad de asistentes y la preocupación de un determinado sector social por la composición de los asistentes:
«Lo novedoso en este caso fue la capacidad de convocatoria que se logró con este encuentro y donde los antecedentes del ciclo constituyeron un factor contribuyente, así como la preocupación del sector de la construcción a consecuencia de una amplia participación de los intelectuales.»
Por otra parte, al declarar que «muchas de las ideas expresadas no son nuevas», la autora está afirmando –pero sólo implícitamente– que cierto número –pocas, tal vez muy pocas– de las ideas expresadas sí son nuevas . Así pues, habiendo descalificado como «no nuevas», sin identificarlas, la mayoría de las ideas expresadas, era de esperar que ella pasara a la identificación de las que sí reconoce como «nuevas», o sea, como verdaderas contribuciones del conferenciante y/o el público participante al debate sobre la arquitectura en la Cuba revolucionaria. Pero tampoco lo hace.
Por una tercera parte, la autora en ningún momento se refiere a las contradicciones manifiestas en el debate del pasado 19 de marzo, a la oposición, más de una vez profunda, diametral, entre algunas de las ideas allí expresadas –por ejemplo, a propósito de la supuesta superfluidad de lo estético, artístico y cultural en la arquitectura y en la vida del hombre y de la sociedad, o de una análoga superfluidad de la teoría para la práctica arquitectónico-constructiva.
Por una cuarta parte, todavía más significativamente, la autora en ningún momento se pronuncia sobre lo más importante: la verdad o falsedad de las ideas allí expresadas; ella en ningún momento explicita si coincidió o no con las personas que las habrían planteado en el pasado y con las que ahora las plantearon en el encuentro del ISA. La novedad, y no la verdad, es su único criterio (des)calificador.
En su artículo, la única referencia concreta a las seis horas de sucesivas intervenciones se reduce a la siguiente frase:
«Coincidieron las opiniones acerca de que es imprescindible un vuelco en las políticas que rigen los procesos de conformación del ambiente construido: el agravamiento de muchos problemas así lo requieren ( sic).»
Pero la autora ni siquiera evalúa según su exclusivo criterio de la novedad esas opiniones coincidentes. En cambio, a continuación, se limita a afirmar que «reconocer los problemas existentes» «es el único punto de partida posible para comenzar a transitar hacia su solución» y que «revelar sus causas para poder proyectar un futuro mejor, debe ir acompañada (sic) de una actividad crítica –especializada y pública». «Este es el camino inmediato: no podemos permitir que se nos haga tarde» –así concluye sentenciosamente ese penúltimo párrafo que, si se trata de un comentario propio de la autora, al ser juzgado con el criterio de la novedad, no sería más que una secuencia de elementales archisabidas «verdades de Perogrullo», pero que si se trata de una glosa de lo más importante que se dijo en la conferencia y el debate, no sería más que una caricatura y una cortina de humo, irrespetuosa para con todos los que con tanto interés participaron activamente en el prolongado encuentro, y negadora del principio mismo de «reconocer los problemas existentes» que se dice defender como «el único punto de partida posible».
Así no se transita ni, mucho menos, se construye ningún camino. De esa manera todos los caminos conducirían a… un nuevo enterramiento del debate debajo de… una capa de retóricos llamamientos al debate.
Por otro, y en tono menor, el intercambio de correos electrónicos entre el propio Coyula y Raymond Muller, “arquitecto jubilado” y animador de cuanta campaña a favor de la revolución castrista se cuece en Suiza. Otro anciano con un hobby, siniestro. Nuestros abuelos leían las memorias de Churchill y devoraban páginas sobre la estrategia militar aliada en la Segunda Guerra. A Muller, en cambio, lo excitan los diarios de Guevara y el copy paste de Ignacio Ramonet, que presentó junto a éste hace unas semanas en Ginebra, acompañados ambos, cómo no, de esposa de espía preso en EE.UU. ¡Cómo viajan esas mujeres, tú!
Y bien, el pobre Muller escribe a Coyula protestando porque el cubano no denunciara debidamente “el bloqueo” durante su conferencia habanera. No es una broma, no. Atiéndase al delirante suceso: en La Habana, eminente arquitecto lee una conferencia vindicando la arquitectura cubana y denunciando la represión de que fue objeto, y se aparece suizo que preside ONG procastrista y ensaya rapapolvo al cubano.
Lástima que Coyula no le haya respondido con la contundencia que merece el imbécil suizo. Es lo que tiene obedecer al protocolo revolucionario.
Al menos, le dice esto:
“Yo quise enfatizar el hecho de que hasta casi finales de los años 60 pudimos hacer una arquitectura con muy buen nivel medio por todo el país, a pesar de agresiones armadas -que son peores que las económicas- la fuga de los mejores arquitectos y escaseces generalizadas igual o peores que las del período especial, que algunos ya han olvidado o simplemente no vivieron… el efecto del bloqueo sobre la arquitectura cubana se mide en edificios que se dejaron de construir y en materiales que no se pudieron comprar, o hubo que comprar más caros, pero NO tuvo que ver con la calidad de diseño, ni tampoco de ejecución. Al contrario, si se hicieron menos edificaciones, deberían haber tenido todas un buen diseño. En cambio, la fórmula de la Oficina del Historiador podría replicarse sin esperar a un cambio en la política de los Estados Unidos, y convertir así un problema en un recurso que se pague a sí mismo. Por supuesto, eso no podría generalizarse con las mismas características, pero el principio de descentralizar y atacar los problemas en la base con soluciones locales y participación de la comunidad encaja en una estrategia que no se limite a la supervivencia coyuntural en un momento de crisis, sino que interiorice una concepción del mundo sustentable y viable. Veo un poco de confusión cuando mencionas que hay cosas que no dije y en cambio tú mismo citas partes en que las digo. Quizás no hayan quedado suficientemente claras. Coincido contigo en que muchas de esas ideas ya habían sido dichas antes por otras personas, y también por mí. Quizás la diferencia sea que en mi caso ha quedado por escrito. También hay otras nuevas, que yo sepa, como la repercusión de aquella mentalidad dogmática y represiva en la Escuela de Arquitectura.”
¡ Vaya final! ¡Mentalidad dogmática y represiva! Muller habrá soltado escupitajo sobre el suelo de parquet de su oficina ginebrina dedicada a propagar la gloria de la revolución castrista por toda la francofonía.
En los últimos días, Google Analytics, contador que utilizo desde hace tres semanas para medir las visitas a El Tono de la Voz, ha ido mutando, en la toponimia que utiliza para España, de Cataluna a Catalonia. Ahora este blog recibe más o menos las mismas visitas desde Cataluna que lectores tiene en Catalonia.
Cataluna era feo, en efecto. Le faltaba esa hermosa tilde sobre la “n”. Pero Catalonia… Inevitable no pensar en ese “Catalonia is not Spain”, que vocean los cachorros de las JERC o xenófobos de la calaña de Joel Joan y la gentuza que lo jalea.
Mal asunto. Google, por lo que se ve, no equivoca sus inversiones. Esto de que apuesten por nombre en inglés de este municipio mueve a desasosiego. ¿Saben ya que habrá independencia? ¿Otean ya la posibilidad de que este municipio se desgaje de España? ¿Sabrán ya que, de suceder eso, me mudaré de inmediato a Helsinki y comenzarán a insertar a la derecha de mis mensajes en Gmail anuncios de empresas de mudanzas?
Por ahora, País Vasco, en Google Analytics, es todavía País Vasco.
De contra: Zapatero viaja esta tarde a Toulouse para participar en un acto de la campaña electoral francesa. Naturalmente, va a apoyar a Segolène Royal, a quien la prensa llamaba “la Zapatera”. Hasta hace una semana se discutía si la telonera de Royal sería María Teresa Fernández de la Vega, o si se encargaría el propio Zapatero. Acabaron decidiéndose por el Adolescente.
Ello plantea al menos dos problemas. Primero, que Zapatero suelte alguna frase en francés, idioma que ya ha chapurreado alguna vez con hilarantes resultados. Segundo, que aplaste a la Royal con su probada eficacia en el error de cálculo electoral. Apoyó a Schroeder y ganó Merkel, a Kerry y ganó Bush… Allez Sarko!