Magnífica iniciativa esta GreatFirewallofChina. Permite conocer al instante si una web está censurada en China. No es sistema infalible, porque, explican los creadores de la herramienta, nunca se sabe bien por qué bloquean una página u otra, ni por qué la bloquean unos días y la liberan después. De la Gran Muralla al Gran Firewall, la exquisita minuciosidad de los chinos se ayuda también, como todo proyecto totalitario, del desconcierto. E, incluso, del azar.
Recordemos aquel “De la construcción de la muralla china” de Franz Kafka, donde grupos de veinte obreros trabajaban en la construcción de tramos de quinientos metros de pared para ser después relocalizados a miles de kilómetros de distancia donde construían otro pequeño tramo. De tal manera, nadie conocía ni la envergadura del proyecto, ni si era, en realidad, un proyecto de encierro de todo un reino en ciudadela. “En general nuestras leyes no son conocidas, sino que constituyen un secreto del pequeño grupo de aristócratas que nos gobierna. Aunque estamos convencidos de que estas antiguas leyes son observadas estrictamente, resulta en extremo mortificante el verse regido por leyes para uno desconocidas”. Esa mortificación es, cómo no, parte del castigo. Y ese ejército de 30.000 chinos dedicados en exclusiva a monitorear el uso que hacen de la Internet los nietos de Mao, ayudados por la complicidad de tantas empresas occidentales, han de divertirse en grande.
Convendría que alguien instalara herramienta similar para medir el Cubawall. También allá manejaran sus sofisticaciones, aunque sabemos de seguro algunas páginas que sólo se pueden visitar mediante puentes que, según me cuentan, son harto eficaces. Los autores de GreatFirewallofChina explican cómo funciona su detector, así que a ver si alguno de nuestros cibernéticos se anima.
The Complete Works of George Orwell, magna empresa editorial de Secker & Warburg, recoge en su volumen XIII, titulado All Propaganda is Lies (1941-1942), toda la papelería orwelliana en sus años de trabajo en el Servicio Exterior de la BBC. (Por cierto, Strandbooks, donde lo compré, tiene casi todos los volúmenes por $8.95, en lugar de los $35.00 a precio de catálogo.) Hay de todo y todo bueno. Todos los comentarios de Orwell radiados por la BBC, su correspondencia con Cyrill Connolly, T. S. Eliot, etc., invitándolos a sus programas y negociando los honorarios, polémicas a las que lo arrastraron algunos de sus comentarios radiados, conferencias, papelería administrativa que podría emular, para el que se lo proponga, al ticket de lavandería de Nietzsche, cuyo valor vindicaban Jacques Derrida y Roger Laporte.
En total, unos quinientos documentos. Esta tarde, llegado a la página 392, me encuentro con una polémica que sostuvo Orwell a propósito del pacifismo con los poetas Derek Savage y Alexander Comfort, y el escritor anarquista George Woodcock. La polémica siguió a la London Letter que publicó Orwell en el número de Marzo-Abril de 1942 de la Partisan Review.
Orwell es, tal vez, la mente más preclara del siglo pasado –también lo es Martin Heidegger, tan ciega y miserablemente obliterado-, cuando se trata de pensar el espacio ideológico al que se abre Occidente en los albores de este nuevo siglo. Tuvo la suerte de atisbar las perversiones del postcapitalismo, a la vez que pensaba en los totalitarismos y asistía a una guerra mundial. Y todo eso desde una experiencia, digamos, multicultural. ¿Quién da más? Léase lo que sigue, pensando en la guerra a la que se nos arrastra hoy.
Por cierto, Al-Andalus es el siguiente objetivo, y Ceuta y Melilla las primeras cabezas de playa a ocupar. Zapatitos: ¡ponte el uniforme!
“Pacifism is objectively pro-Fascist. This is elementary common sense. If you hamper the war effort of one side you automatically help that of the other. Nor is there any real way of remaining outside such a war as the present one. In practice, ‘he that is not with me is against me’. The idea that you can somehow remain aloof from and superior to the struggle, while living on food which British sailors have to risk their lives to bring you, is a bourgeois illusion bred of money and security. Mr Savage remarks that ‘according to this type of reasoning, a German or Japanese pacifist would be “objectively pro-British”.’ But of course he would be! That is why pacifist activities are not permitted in those countries (in both of them the penalty is, or can be, beheading) while both the Germans and the Japanese do all they can to encourage the spread of pacifism in British and American territories. The Germans even run a spurious ‘freedom’ station which serves out pacifist propaganda indistinguishable from that of the P.P.U. They would stimulate pacifism in Russia as well if they could, but in that case they have tougher babies to deal with. In so far as it takes effect at all, pacifist propaganda can only be effective against those countries where a certain amount of freedom of speech is still permitted; in other words it is helpful to totalitarianism.
I am not interested in pacifism as a ‘moral phenomenon’. If Mr Savage and others imagine that one can somehow ‘overcome’ the German army by lying on one’s back, let them go on imagining it, but let them also wonder occasionally whether this is not an illusion due to security, too much money and a simple ignorance of the way in which things actually happen. As an ex-Indian civil servant, it always makes me shout with laughter to hear, for instance, Gandhi named as an example of the success of non-violence. As long as twenty years ago it was cynically admitted in Anglo-Indian circles that Gandhi was very useful to the British government. So he will be to the Japanese if they get there. Despotic governments can stand ‘moral force’ till the cows come home; what they fear is physical force. But though not much interested in the ‘theory’ of pacifism, I am interested in the psychological processes by which pacifists who have started out with an alleged horror of violence end up with a marked tendency to be fascinated by the success and power of Nazism. Even pacifists who wouldn’t own to any such fascination are beginning to claim that a Nazi victory is desirable in itself.”
Camino a la cama, imágenes de Luis Posada Carriles en CNNi. Uniforme de preso, delgado, anciano. Posada Carriles me parece una excrecencia cubana. Un hombre de la revolución, en contra de la revolución. Violento, cruel, intransigente. La peor Cuba, llevada al paroxismo por Castro I. ¡Cómo se parecen los dos!
En tanto sujeto moral, ambos me parecen dos tipos despreciables. En tanto cubano, Castro I me parece mil veces más repugnante. Es cuestión de mera estadística. En tanto sujeto dotado de memoria, me encantaría olvidarlos rápidamente a los dos. Pero, ay, en tanto escritor y sujeto postnacional, no puedo prescindir de estos dos ancianos, de sus vidas paradigmáticas.
A R., un lector. Y a otros que no me lo hayan reprochado por escrito, pero sí en silencio. El Tono de la Voz es un blog multilingüe, porque lo es su autor. Porque lo somos casi todos ya. Claro que me gustaría ofrecer traducción al español de todos los textos que comento aquí. La Paglia de ayer. Este mismo Orwell de hoy. Pero los lectores han de entender que escribo este blog en los ratos que robo a mi trabajo, el que paga las facturas, esos papeles escritos con tinta hosca. No puedo permitirme dedicarle más tiempo. No puedo entretenerme en traducir todo aquello que leo y quiero comentar con ustedes. Lo malo: que algunos lectores se pierden fragmentos de los posts. Mi reto es complacerlos con los otros trozos. Animarlos a que perseveren en pasar por aquí y a compartir, siquiera parcialmente, lo que leo y comento.
De contra, una triste: Murió Kurt Vonnegut. RIP. Lo he leído en inglés, en español y en ruso. Y me alegró siempre. Tanto como Barth o Pynchon. No entendí por qué Sebald no lo citó de primero en Historia natural de la destrucción. Ni a Pynchon. Matadero cinco, o La cruzada de los niños y El arcoiris de gravedad son perfecto espejo para proyectar guerra y destrucción. Hay azogue a paletadas.
UPDATE:
Meet the Press: Armando de Armas entrevista a Raúl Antonio Capote en Encuentro en la red. El entrevistado se enreda en profusas y confusas enumeraciones, en largas hileras de adjetivos. Tengo para mí que lo desconcertó el entrevistador. Con preguntas que asustan al sentido común. Y al del ridículo ¡¿Qué digo asustan?! ¡Lo tasajean!
Al principio, tuve la impresión de que era una broma. ¡No! ¡Este Armando escribe esas preguntas y pulsa Enviar, como quien deja correr la cuchilla de la guillotina! Dos perlas, de cuatro:
1) ¿Quién o qué es Kundry, más allá de un personaje muy bien construido, no sólo en la carpintería literaria sino en la carpintería real (dentro de la ficción de la obra) donde se hace el ente?
2) En El Adversario se maneja eficazmente la dicotomía Bien-Mal, que se aprecia en los gnósticos, el “Libro de Job”, el “Fausto” de Goethe, la obra de Carlos Gustavo Jung y, me atrevería a asegurar, en toda la gran literatura de Occidente. ¿Llega a esa eficacia mediante la lectura de esas fuentes que la modernidad del buenismo pretende obviar, por la intuición, o mediante ambas?
UPDATE:
En Penúltimos días, muy atinado Jorge Luis Camacho.
Ese extraño proceso al que asistimos en el que se delega en las hijas la responsabilidad por enmendar las atrocidades. Primero, Mariela Castro vindicando a los homosexuales y transexuales cubanos. Ahora Laidi Fernández de Juan, hija de Fernández Retamar, llamando repudiables a los actos de repudio.
¿Cuántas hijas más veremos? Decididamente, el futuro pertenece por entero… a las herederas.