Llegan a Hollywood los cinco espías CCC –castristas, condenados y confesos. Lo hacen en valla de 14 por 48 pies (4.2 x 14,6 metros) que será instalada el jueves. Martin Sheen y Danny Glover acudirán a la rueda de prensa.
No sé a qué velocidad se conduce en el Hollywood Boulevard destinado a la performance, pero apuesto a que la rápida lectura de ese «Free The Cuban Five» sugerirá asuntos de índole bien distinta a la perseguida.
«The Cuban Five», ¿no suena a banda musical? Y más ahora que vuelven los Jackson Five. ¿No podrá sugerir versión latina de las aventuras de los cinco de Enid Blyton, convertidos en ganga?
Y habrá, por fin, quien piense que es campaña a favor de la libertad de los cubanos residentes en Cuba, que no hay que imaginar dominio universal de la demografía cubana, y muchos de los que circulen por ese Boulevard creerán que en Cuba viven cinco millones de personas, esos «Cuban Five».
Lo relevante, sin embargo, es el contenido de la carta que anuncia esta nueva acción de la campaña a favor de los cinco espías CCC. La manera en la que prácticamente descarta se pueda ganar por la vía judicial, y sus autores deciden centrar los esfuerzos en la ofensiva mediática. ¡Cómo si ya no hubiéramos tenido bastante!
Dicen: «The case of the Cuban Five is at another critical juncture. While we now await the decision of the three-judge panel of the 11th Circuit Court of Appeals, after the Aug. 20 court hearing, it is clear that we cannot depend on the legal battle alone to win justice for the Five. History has shown that political cases are won with the people’s support and by exposing the truth. The struggle of the Cuban Five is no exception.»
Y piden donaciones, claro, para colocar semejantes vallas por todos lados.
Una serie alternativa de vallas, plenamente blytonianas y capaces de generar ilusiones a los defensores de los espías y a ellos mismos, podría ser la que sigue:
Hace unos días me encontré por azar estas imágenes de la Base Naval de Guantánamo que tomó un aficionado en 1969. Permiten apreciar un momento importante de ese enclave que sufrió una transformación importante entre 1968 y 1970. También hay relajadas escenas que tienen un delicado aire provinciano.
Hay una historia de la Base Naval disponible en la Internet que tiene cierto interés: The History of Guantanamo Bay, 1494-1964, by M.E. Murphy. Trae una segunda parte que abarca hasta 1982.
Allí, por cierto, me encuentro con esta anécdota:
«Although most Americans are virtually uninformed about Guantanamo Bay, the same cannot be said about the Cuban-Americans living in the United States. During the building of Gold Hill Towers, evidence that Guantanamo Bay is very much in the minds of Cuban-Americans was presented in a touching and salient manner. As the construction workers opened cartons of windows, in each carton a message was found marked in pencil on legal-sized yellow tablet paper. Each message read, «made by Cuban Refugees, Miami — God Bless you all at Guantanamo Base.» The windows were made and packaged by the Crosely Window Corporation of Miami.»